David Lynch …se ha ido un maestro

Las ideas vienen a nosotros. En realidad no creamos una idea. Simplemente las pescamos como peces. Un chef no se atribuye el mérito de hacer el pescado. Sólo la preparación del pescado. Entonces, tienes una idea y es como una semilla en tu mente. La idea se ve y se siente y explota como si tuviera electricidad y luz conectadas a ella y tiene todas las imágenes y el sentimiento y es como en un instante. Conoces la idea en un instante… en un instante. Luego hay que traducirla a algún medio. Puede ser una idea para una película, una pintura o un mueble. No importa, quiere ser algo. Es una semilla para algo. Se trata de trasladar esa idea a un medio y, en el caso del cine, lleva mucho tiempo. Lleva mucho tiempo y siempre tienes que volver atrás y mantenerte fiel a esa idea. Sigues revisando esa idea y de lo que te das cuenta es que la idea es más de lo que crees y si eres fiel a ella cuando el trabajo está terminado y pasan algunos años puedes incluso sacarle más provecho… si has sido fiel a la idea desde el principio.

DAVID LYNCH

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¡Feliz Navidad!

¡Feliz Navidad!

Para todos mis lectores en cada rincón del mundo.

FOTOGRAFÍA: ®IMarie Núñez – LOCACIÓN: Mi Jardín, Caracas, Venezuela

PALABRAS AL OTOÑO

Paisaje

A Rita, Concha, Pepe y Carmencica.

La tarde equivocada 
se vistió de frío. 

Detrás de los cristales, 
turbios, todos los niños, 
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo. 

La tarde está tendida
a lo largo del río. 
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.

Federico García Lorca, Canciones para Niños, (Canciones 1921-1924)

De otoño

Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora 
con aquella locura armoniosa de antaño? 
Ésos no ven la obra profunda de la hora, 
la labor del minuto y el prodigio del año. 

Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa, 
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son. 
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa: 
¡dejad al huracán mover mi corazón!

Rubén Darío, Poemas de otoño y otros poemas, 1910

Otoño

Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha

Mario Benedetti, Insomnio y duermevelas, 2002