Cuando pisé Grecia comencé a delirar al vivir el contraste entre las obras clásicas de la civilización antigua y la modernidad. Es impactante la forma como conviven tan cómodamente la cuidadosa preservación y la tecnología avanzada, en un país alegre, divertido, nocturno y absolutamente loco.
Pero lo que más me impresionó de esa tierra mítica fue su color. Porque Grecia es azul.
Hay dos colores que la definen: azul y blanco… blanco de cal, de mármol, de nieve, de luz. El azul de su cielo y su mar.
Es añil y cal.
Cuando Fillipo II de Macedonia, en el año 359 a.C. trataba de unificar su reino que era considerado un pueblo bárbaro «superficialmente helenizado», en Atenas ya se estudiaban las matemáticas, la filosofía y la oratoria, se habían creado las pólis o ciudades-estados, se practicaba la democracia y se hacía política. Existía una civilización avanzada en la isla de Creta que tuvo su mayor esplendor hacia el 1950 a.C.. La más antigua civilización europea de la cual se tengan registros.
Fue por eso que el rey Fillipo quiso que su hijo fuese educado como un griego. Para ello, llamó a Aristóteles quien era el hijo de Nicomáco, el médico de la corte desde el reinado de su abuelo y durante el de su padre, el rey Amintas III. A los 12 años envió a Alejandro a Mieza, localidad en la cual creó para Aristóteles una «ciudad del saber» donde el maestro instaló su villa académica para impartir al joven príncipe una esmerada formación durante los próximos años. A Alejandro lo acompañaron a Mieza sus amigos de la corte, nobles también: Hefestión, Seleuco, Lisímaco, Tolomeo, Crátero, Pérdícas, Leonato y Filotas. Ellos, luego se convertirían en sus generales: la invencible Cuadrilla de Alexandro. Aunque había ciertas lecciones que Aristóteles le impartía en privado a Alejandro, porque erán reservadas exclusivamente para el futuro rey.
Mientras tanto, el rey Fillipo creó el ejército más poderoso de su época, quitándole la supremacía militar a los tebanos y espartanos. Logró entre batallas, conquistas, estrategías, diplomacia, negociaciones y alta política, unificar todas las ciudades griegas y crear la Liga de Corinto en el año 337 a.C convirtiéndose en el primer líder de la confederación helvética unificada.
Creó para su hijo un reino fuerte, estable y civilizado, a quien en una oportunidad le dijo: «Hijo mío tendrás que buscarte otro reino, porque éste te va a quedar pequeño».
Y así fue. Alejandro Magno, quien, apoyándose en la sólida base que le proporcionaba un reino unido, rico, bien armado y rodeado de aliados, pudo lanzarse a extender el poderío de Macedonia hasta los confines del mundo para entoncés conocido.
La Grecia antigua que Fillipo II convirtió en la Liga de Corinto en el año 337 a.C y las ciudades griegos que rescató de los persas.
Hijo mío tendrás que buscarte otro reino, porque éste te va a quedar pequeño.
Fillipo II de Macedonia

El Partenón, construcción promocionada por Pericles y desarrollada entre los años 447 y 432 a. C. en agradecimiento de la ciudad a los dioses por su victoria contra los persas. Consagrado a Atenea, la diosa protectora de Atenas.
LLegamos a Atenas un domingo en un vuelo procedente de Roma como a las 11 de la noche, muertos de hambre. A esa hora la cocina de nuestro hotel ya estaba cerrada. Le preguntamos al dueño, quien atendía el front desk, dónde podíamos ir caminando a comer y tomar algo en los alrededores. Con una señal enérgica y el dedo indice señalando hacia el sur nos dijo: ¡Plaka!
Desde el Evripides Hotel Athens en una caminata de kilómetro y medio a un buen paso, en 20 minutos llegamos a Plaka y penetramos sus estrechas y laberínticas callejuelas adoquinadas que estaban repletas de peatones tanto extranjeros como propios, disfrutando la vida nocturna ateniense que inmediatamente trajo a mi memoria el espíritu de los grandes banquetes y bacanales de la antigua civilización griega en un escenario del siglo XXI.
Para mi fue un impacto.
!Genial!
Vista desde el roof-top del Evripides Hotel Athens, con una ubicación ideal para curiosos que desean caminar a todo los monumentos históricos.
Grecia da la bienvenida a un nuevo mito.
El tuyo.
Vive tu mito.
Bienvenida en el Eleftherios Venizelos Airport
Mis Mitos en Grecia
Plaka… la ciudad de los dioses.
Así le dicen a este barrio ancestral porque se encuentra a los pies de la Acrópolis.
Plaka que significa «viejo» en dialecto arvanita, un lenguaje emparetado con el albanés casi en extinción, fue el centro de la antigua Atenas bizantina y otomana, cuando la ciudad apenas tenía 10.000 habitantes, antes de convertirse en la capital del estado griego moderno.
Es el barrio más antiguo de Atenas que aún está habitado. Un laberinto de callejuelas y escaleras, que baja desde la Acrópolis hacia Monastiraki, una zona comercial ancestral famosa por sus tiendas de antigüedades y su mercado de las pulgas de los domingos, donde puedes encontrar tiendas de música griega típica y muchísima artesanía.
Sus casas blancas encaladas y su estructura irregular heredada de la época otomana albergan tabernas, restaurantes para picar mezedes acompañadas de abundante vino, mesas en las aceras o en el medio de la calle y música que sale de cada local y que vas dejando atrás cuando caminas para entrar en una nueva melodía unos pasos más alla.
Está rodeada de los más emblemáticos monumentos de la cultura griega clásica y romana: la calle Adrianou, la más antigua de la ciudad y que conserva su trazado desde los tiempos clásicos; también el Ágora Romana y la Vieja Ágora. Se encuentra justo en el cruce de caminos entre la Acrópolis y el Templo de Zeus Olímpico.
La restauración del Partenón
Tras nueve años de obras para la conservación del templo del Partenón de la Acrópolis de Atenas, de más de 2.500 años de antigüedad, en el año 2010 concluyó el programa de restauración financiado en gran parte por la Unión Europea. Incluyó obras en los templos del Partenón, Atenea Niké, los Propileos, que es la entrada monumental de la Acrópolis, y la restauración del conjunto de las esculturas. También una investigación y el recuento de los restos arqueológicos esparcidos alrededor de la Acrópolis.
En la parte norte del templo, en las columnas, fueron reemplazados seis segmentos de mármol, idénticos a los originales, digitalizados y esculpidos por gigantescos routers, utilizando la más moderna tecnología disponible para la restauración de estas obras magistrales de la humanidad. Los segmentos originales diseñados por el renombrado arquitecto de la antigüedad griega Fidias, se encuentran en el contiguo Nuevo Museo de la Acrópolis, inaugurado en el año 2009.
Entre la historia y las leyendas
Las 6 columnas restauradas fueron destruidas en 1687, cuando los turcos utilizaron el Partenón como depósito de pólvora durante el sitio por la República de Venecia de la Atenas dominada por el imperio otomano. Un cañonazo veneciano cayó en el Partenón y causó una enorme explosión que destruyó gran parte de la edificación, preservada en buenas condiciones hasta ese entonces. Hay leyendas que sugieren que el general al mando tenía información de que el Partenón «se había convertido en un polvorín».
El Metro de Atenás …un museo arqueológico
Las Olimpiadas del año 2004 supusieron la creación de dos nuevas líneas del Metro de Atenas, las cuales se sumaron al viejo ferrocarril eléctrico Atenas–Pireo, inaugurado en 1869, modernizado y convertido en la línea verde, que viaja por superficie la mayor parte del trayecto.
La construcción de las nuevas líneas roja y azul del Metro de Atenas se convirtió desde el principio en el mayor proyecto arqueológico realizado jamás en la ciudad de Atenas, debido a la inmensa cantidad de restos antiguos que iban aflorando a cada paso.
Fueron excavados 79.000 m2, donde se encontraron más de 50.000 objetos históricos. En el proceso, surgió la feliz idea de desarrollar exhibiciones de este valioso acervo histórico en sus nuevas estaciones.
Las modernisimas obras de las estaciones Monastiraki, Akropoli y Syntagma de una arquitectura vanguardista pero fiel a la tradición helénica, se fusionan en una maravillosa simbiosis con las exhibiciones de los restos arqueológicos hallados durante su construcción. Son una muestra de auténtico arte urbano que puedes disfrutar a cada paso y que harían las delicias de cualquier museo del mundo.
Puedes contemplar los objetos expuestos en modernas vitrinas de vidrio tales como vasos de cerámica de 3.500 años de antigüedad, lámparas de aceite del siglo VI a.C. o un precioso suelo de mosaico romano del Siglo V.
!Viajar en el metro de Atenas es una experiencia verdaderamente excepcional! Es un viaje a la antigüedad con cada boleto.
La Grecia moderna
Territorio de la Grecia moderna después del Tratado de Adrianópolis en 1830 que le dio su total independencia y marcó el final de la ocupación otomana.
Egina, la mayor productora de pistachos del mundo
Grecia, que sobresale del extremo sur de los Balcanes, es un país muy montañoso. Más de la mitad de su territorio asciende a 500 metros de altitud, el 80% de su territorio esta cubierto de montañas y colinas, y el monte Olimpo, su punto más alto y la morada de los dioses griegos, alcanza 2,917 metros sobre el nivel del mar.
Sus islas son las cimas de montañas submarinas, que alguna vez fueron la continuación de las cordilleras continentales. Son miles, de las cuales unas 227 están habitadas.
La isla de Egina destaca por su belleza, su historía, mitología y arqueología.
Egina es una pequeña isla en forma de triangulo situada en el centro del golfo Argosarónico, a 27 kilometros del puerto de Píreo en el Peloponeso. Habitada desde el siglo IV a.C., goza de un notable patrimonio histórico y mitológico y algunos descubrimientos arqueológicos revelan que su existencia se remonta al Neolítico.
El gentilicio de los habitantes de esta isla es el egineta y es célebre por su Templo de Afaya, uno de los tres que constituyen el triángulo sagrado formado por el Partenón, el Templo de Poseidón del cabo de Sunión y el Templo de Afaya. Según la mitología griega su nombre se debe a la ninfa Egina, madre de Éaco, quien nació en la isla y fue su rey.

Templo de Afaya en la isla de Egina construido en el siglo VI a.C
Durante los siglos VIII y V a.C., se destacó por ser la primera ciudad griega que acuñó monedas y por su gran flota marítima, que controlaba el comercio de todo el Mediterráneo oriental. En el 480 a.C., su escuadra desempeñó un papel crucial en la victoria de la batalla de Salamina, un combate naval que enfrentó a una alianza de ciudades-estados griegos con la flota del imperio persa en el golfo Sarónico.
Egina volvió a ser un centro de atención durante la Revolución de 1821 contra los otomanos y fue nombrada la primera capital de la Grecia moderna entre 1827 y 1828, bajo el mandato de Ioannis Kapodistrias, cuando el país luchaba por su independencia y el joven estado griego hizo acuñar ahí sus primeras monedas como la República Helénica.
Las primeras monedas del estado Griego después de su independencia del poderío otománo acuñadas en Egina en 1828.
Egina, con una población de apenas 14,000 habitantes y 101 kilómetros cuadrados es la principal productora de pistachos de Grecia, con una producción que supera las 20,000 toneladas al año siendo la mayor exportadora a nivel mundial. El pistacho ocupa un espacio tan importante en la Grecia actual que se les nombra como «eginas», es reconocido como el de mayor calidad del mundo y tiene denominación de origen, (DOC). El pistacho ocupa todos los espacios de la gastronomía griega y se sirve crudo, salado, asado, al natural, en dulces, bañado en chocolate, en sirope, en licor, en mermeladas y de cualquier otra forma imaginable.
Monasterio de San Nectario
El Monasterio de San Nectario es otro tesoro de la isla de Egina, consagrado a este santo que fue canonizado en 1961 por la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, la religión predominante en Grecia.
El monasterio, construido por el propio Nectario, reposa sobre el antiguo monasterio bizantino consagrado a la Virgen Zoodochos. San Nectario quien murió en 1920, está enterrado en la isla.
Desde el puerto de Pireo, zarpan transbordadores que llegan a la isla en menos de media hora y esta incluída en la ruta de los mini cruceros de un día, actividad obligatoria para verdaderamente disfrutar este mítica región.
! Yo estuve ahí !
Si eres amante de las literatura histórica
te recomiendo estos dos libros.
El macedonio
Nicholas Guild nació en San Mateo, California, USA en 1944. Estudió en el Occidental College en Los Angeles y en la University of California en Berleley, donde obtuvo una maestría en Literatura Comparada y un doctorado en Inglés. Fue académico durante 7 años hasta convertirse en escritor a tiempo completo. Su especialidad literaria son las novelas históricas que transportan al lector hasta el Medio Oriente o la Grecia clásica.
Debutó como novelista en 1975 y cuenta con varios éxitos que se han traducido a más de una decena de idiomas. Entre sus libros más conocidos de género histórico destacan El asirio, El macedonio y La estrella de sangre.
En su novela histórica El macedonio, publicada en 1994, nos narra la juventud de la vida de Filipo II de Macedonia, cuarto hijo de Amintas de Macedonia y futuro padre de Alejandro Magno. La amenidad con la que está escrito hace que te adentres de lleno en el fabuloso mundo de las polis griegas, en el pueblo macedonio y los colindantes, sus culturas y sus formas de vida.
Una extraordinaria novela, con un aliento épico y un sentido de la amenidad que la convierten en un hito memorable dentro de este género.
Aléxandros, el hijo del sueño
Valerio Massimo Manfredi nació en Módena, Italia, en 1943. Es arqueólogo y escritor conocido principalmente por sus novelas históricas sobre el mundo antiguo.
Licenciado en letras clásicas y especializado en topografía del mundo antiguo, ha enseñado en las universidades Católica del Sagrado Corazón y Luigi Bocconi, ambas de Milán, en la de Venecia y de Loyola de Chicago, así como también en la Escuela Práctica de Altos Estudios de La Sorbona.
Ha dirigido expediciones científicas, exploraciones y excavaciones en Italia y en otros países. Colabora como experto en temas antiguos en los semanarios Panorama y Messaggero. Igualmente ha sido el director de documentales sobre el mundo antiguo para las cadenas más importantes de televisión y ha escrito obras de ficción para el cine y la televisión.
En Aléxandros, el hijo del sueño, el primer libro de la trilogía, narra la vida de Alejandro Magno desde su nacimiento hasta el momento en que clava su sarisa macedonia por primera vez en tierras persas.
Manfredi relata en tres novelas la vida de un hombre implacable que luchó por un poderoso sueño: convertir el mundo conocido en una sola nación bajo su mando. Asistimos a la conquista de Asia y al momento en que Alejandro Magno corta el nudo gordiano en Anatolia: quien lo deshiciera dominaría el confín del mundo. Él y sus hombres derrotan al poderoso Darío, rey de los persas. Las tropas victoriosas avanzan hasta Egipto, donde el oráculo de Amón le revela su origen divino y su destino de gloria inmortal.