PARTE III
Caminar por las calles de Albi es como viajar en el tiempo a través de las culturas celta, románica, occitana y medieval, hasta llegar al arte de la bohemia parisina que se exhibe entre los contrafuertes de los palacios y las iglesias. Podrías quedarte para siempre paseando por sus calles rojas, rosadas, ámbar, todas de ladrillo, disfrutando sus bistrots y cafés al aire libre y comprando arte en sus galerías del Siglo XXI.
Para quedarse… el tiempo no alcanza.
La casa del inquisidor
El «Palais de la Berbie» con su imponente torre de «Saint-Michel» fue la máxima expresión del poder temporal de los obispos de la Iglesia Católica de la época. Esta imponente construcción medieval presume de ser una de las más antiguas de Francia, pero sobre todo puede presumir de su magnífico presente.
En el corazón del centro histórico de la ciudad, el «Palais de la Berbie», catalogado como monumento histórico, constituye uno de los conjuntos episcopales mejor conservado de Francia.
Su edificación, que comenzó en el año 1228, tomó 78 años, tres obispos de Albi participaron en su construcción y en ese lapso, hubo 17 papas de la Iglesia Católica. Oficialmente se considera que su construcción culminó en 1306.
Su nombre proviene de la palabra occitana bisbia, convertida primero en verbie y luego en berbie, que significa obispo.
Hasta comienzos del Siglo XIII, es decir hasta alrededor del año 1205, los obispos de Albi, tuvieron como residencia un conjunto de casas cercanas a la Catedral romana existente en la villa, que le prestaban los canónigos.
Los constructores
1228 – 1254
Durand de Beaucaire
Al finalizar las Cruzadas Albigenses, los obispos católicos aprovechan la decadencia y eventual desaparición de los vizcondes de Trencavel, quienes habían sido los señores feudales de Albi por más de tres siglos, y reorganizan a su conveniencia la recolección de los impuestos a los ciudadanos.
Este enriquecimiento repentino brinda le oportunidad al obispo Durand de Beaucaire para demostrar su poderío a través de la construcción de una nueva residencia para el clero. Ésta consta de una sala feudal o sala de actos, a la que se agrega una torre; al oeste se edifica la Torre Saint-Michel de dos niveles, destinada al tribunal y a las prisiones eclesiásticas de la Inquisición. Beaucaire estuvo al frente de la edificación durante 25 años.
1254 – 1271
Bernard de Combret
El obispo Bernard de Combret terminará la obra de su predecesor confiriéndole al Palacio su aspecto de ciudadela. Conecta las antiguas instalaciones entre sí.
Temiendo por su seguridad y en un enfrentamiento político con el poder real de la corona de Francia, que apoya las reivindicaciones de la Comuna de Albi, causando importantes revueltas populares, ordena edificar murallas más sofisticadas del lado del palacio que colinda con la villa, dejando intacto la fachada de la ribera del río Tarn, que constituye una “defensa” natural. El obispo Bernard de Combret considera a la ciudadanía su principal adversario. Su gestión frente al «Palais de la Berbie» dura 17 años.
1276 – 1308
Bernard de Castanet
El famoso inquisidor, Bernard de Castanet, obispo de combate, considerado «soldado del papado», es designado y consagrado como obispo por el primer papa dominico, Inocente V. Pasa a ser obispo de Albi para «restaurar el orden en las almas y en el clero», según registran las crónicas.
Bajo su obispado comienza la construcción de la imponente «cathédrale Sainte-Cécile». Albi se convierte en ciudad episcopal y Castanet establece en su diócesis una auténtica monarquía eclesiástica.
Los trabajos del «Palais de la Berbie» bajo el obispado de Bernard de Castanet se realizan en paralelo a la edificación de la nueva «cathédrale Sainte-Cécile».
El carácter ambicioso y autoritario del obispo hace desatar contra él la cólera real de la corona francesa y el odio de los albigenses. Éste, que teme por su seguridad, refuerza aún más la edificación. Se construye la Torre Mage, compuesta por: la antigua Torre Saint-Michel que acoge la capilla privada del obispo, la sala oficial y una nueva torre, nombrada la Torre Saint-Catherine, que se convierte en la residencia oficial del obispo.
La antigua residencia, la «Vieille Berbie», se convierte en el tribunal eclesiástico de la Inquisición. Castanet es nombrado Inquisidor de Albi y Vice-Inquisidor de Francia.
La fortificación de Bernard de Castanet se refuerza con dos contrafuertes hemisféricos en el lado de los jardines. Por último, lanza dos cortinas en el oeste y en el este, que descienden las escarpas hacia el río, creando así nuevas dependencias del Palacio y permitiendo una posible huída hacia el Tarn.
Treinta y dos años permaneció Bernard de Castanet en el «Palais de la Berbie», entre 1276 y 1308. En el año 1307 es acusado de asesinato, negligencia pastoral y crueldad extrema en el ejercicio de la justicia, pero no es juzgado y simplemente lo trasladan para convertirse en obispo de Le Puy-en-Velay.
Durante el periodo de 1309 a 1474 el «Palais de la Berbie» no sufre mayores modificaciones ni cambios notables en su organización a excepción de una cortina que cierra el sistema defensivo a orillas del Tarn, entre las torres edificadas por Bernard de Castenet.
Del lado de la ciudad, se dispone una nueva portería con un terraplén bastionado. La Gran Peste Negra y la Guerra de los Cien Años cercenan el poderío y los ingresos de los obispos católicos.
1474 – 1503
Louis d ́Amboise
Aunque el periodo de construcción del «Palais de la Berbie» culmina oficialmente en el año 1306, el obispo Louis d´Amboise introduce en el palacio la corriente del Renacimiento, considerada una modernización.
Edifica su propia residencia al este del Palacio, sobre la muralla de Castanet. Ésta consta de una serie de apartamentos, la Torre d ́Amboise remodelada, así como una galería edificada sobre la cortina. Además, facilita el acceso a la Torre Mage por una escalera de caracol desde el mismo patio.
Los prelados que se sucedieron del Renacimiento al siglo XVIII transforman el «Palais de la Berbie» en un palacio de recreo con salones de gala y jardines a la francesa.
1676 – 1687
Hyacinthe Serroni
Los jardines del palais
Mención aparte merecen los jardines del «Palais de la Berbie», colgados sobre la ribera del río Tarn. Son un verdadero espectáculo que cambian su semblanza de acuerdo a la época del año. Puedes contemplarlos desde las alturas, asomándote por las ventanas del palacio y luego paseando por sus caminerías, que una vez fueron las murallas del palacio construidas en la época medieval.
En 1678, bajo el reinado de Luis XIV, Hyacinthe Serroni es nombrado como el primer arzobispo de Albi y bajo su mandato los jardines, al estilo francés renacentista, son construidos en el corral del palacio.
Para ello se disponen de las terrazas y contraterrazas y se construyen escaleras de piedra con largas y nobles balaustradas con escudos de armas. Más tarde convirtió las cortinas Norte y Oeste en paseos. Son derribados los muros de contención que bordean el río para crear caminerías recreativas.
Este sacerdote de la iglesia católica, que fue además diplomático y mayor de la naval francesa, permaneció como arzobispo de Albi en el «Palais de la Berbie» hasta su muerte en el año 1687.
En el Siglo XIX
Con la Revolución Francesa y el Imperio, el «Palais de la Berbie», ahora catalogado como un edificio de interés nacional, se convierte en museo de historia natural, de arte y de antigüedades.
En 1823, se levanta la sede episcopal de Albi y se emprenden los trabajos de restauración; en 1862 se registran como monumentos históricos de la nación francesa la Capilla Notre-Dame y los Salones de Lude y de Bernis.
En 1905, la ley de separación de bienes de la iglesia y del estado permitió transformar el «Palais de la Berbie» de residencia de los obispos en museo de arte e historia.
Después de muchos años fueron derrumbadas las fortificaciones y el «Palais de la Berbie» pasó a ser propiedad del ayuntamiento y en los primeros años del siglo XX se construyeron salones, bibliotecas y auditorios. Más tarde fue transformado en el Museo de Toulouse-Lautrec.
Puedes leer la historia completa de la evolución del «Palais de la Berbie» en este link: http://www.museetoulouselautrec.net/el-palacio-de-la-berbie-y-sus-jardines.html
El «Musee Toulouse-Lautrec»
Las paredes del «Palais de la Berbie», testigo durante siglos de una estricta moral clerical, acogen hoy mujeres de vida licenciosa, bailarinas de cabaret y otros personajes surgidos del pincel del hijo pródigo de la ciudad: Henri de Toulouse-Lautrec. El palacio aloja el museo del artista, nacido en Albi, en el que se exponen sus pinturas, dibujos y litografías.
Las galerías Toulouse-Lautrec se inauguraron en el «Palais de la Berbie» en el año 1922 gracias al legado excepcional del conde y de la condesa de Toulouse-Lautrec.
El museo que alberga la mayor colección del genial artista postimpresionista, con más de mil piezas, entre las cuales se hallan sus retratos de prostitutas y sus carteles más conocidos. Se pueden ver 210 pinturas, 600 dibujos e innumerables carteles y litografías de Toulouse Lautrec, además de otras obras notables de Georges de la Tour, Matisse, Bonnard, Dufy, Rodin y otros maestros franceses.
El «Musee Toulouse-Lautrec» es hoy el mejor embajador de la ciudad de Albi y recibe cada año más de 160,000 visitantes, colocándolo entre los primeros museos de la región.
Puedes visitar la página del «Musee Toulouse-Lautrec» en este link y conocer todas sus actividades.
¿ Quién fue ?
Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec, pintor, grabador y dibujante francés nació en Albi, en 1864 en el seno de una importante familia aristocrática del sur de Francia.
Sus padres, Alphonse de Toulouse-Lautrec-Monfa y la Condesa Adèle Tapié de Celeyran eran primos en primer grado. Fue un matrimonio entre miembros de una misma casa, lo cual era una práctica común en la aristocracia francesa de la época, a fin de proteger los patrimonios.
Como consecuencia de la consanguinidad de sus padres, Henri padeció una enfermedad que afectaba el desarrollo de los huesos llamada picnodisostosis y que se le empezó a manifestar en 1874, a los diez años.
En el año 1878 sufrió la rotura de su fémur izquierdo, al año siguiente la del derecho, razón por la cual sus piernas sufrieron un desarrollo anormal a causa de la enfermedad congénita que le provocaba falta de calcio. Conservó un torso normal pero las piernas no le crecieron proporcionalmente. Apenas medía 1.50 mts en su edad adulta.
En relación con otros pintores de su tiempo, la vida de Henri Toulouse-Lautrec tiene mucho de excepcional, con avatares que determinaron de forma decisiva muchos de los planteamientos de su pintura.
Sus habilidades para el dibujo fueron estimuladas desde la infancia por su tío, el conde Charles de Toulouse-Lautrec. En 1878 ingresa al taller de René Princeteau, pintor de temas militares y ecuestres. Posteriormente se formó en las academias de los pintores Bonnat y Cormon.
En 1885 abre su propio taller en Montmartre y desde entonces se dedicó a la creación pictórica, integrándose plenamente en el ambiente artístico
parisino que en aquella época buscaba por diversos medios la superación del impresionismo.
Se relacionó, entre otros creadores, con Van Gogh, Pierre Bonnard y Paul Gauguin, y de este último tomó algunos rasgos estilísticos, como el uso de los contornos pronunciados. Pero las obras que más influyeron en su peculiar estilo fueron las de Degas y las estampas japonesas ukiyo-e.
Hombre muy responsable de su trabajo, acudía puntualmente a su taller todas las mañanas, lo cual no le impidió llevar una vida disoluta, en el ambiente bohemio de Montmartre, donde frecuentó cafés
cantantes, teatros, prostíbulos y salas de baile. Estos ambientes constituyen, de hecho, lo más peculiar de su creación artística, en la que sus protagonistas más entrañables son bailarinas de cancán y personajes de circo.
En los cabarets del distrito parisino de Montmartre, como el Moulin Rouge, atrajo con su ingenio e hizo amistad con un grupo de artistas
e intelectuales entre los que se encontraban el escritor irlandés Oscar Wilde, el pintor holandés Vincent van Gogh y el cantante francés Yvette Guilbert.
Visitante asiduo del teatro, el circo y los burdeles, plasmó en retratos y bocetos los recuerdos e impresiones de los lugares y de sus personajes.
Ejemplos son La Goulue entrando en el Moulin Rouge (1892, Museo Toulouse-Lautrec, Albi), Jane Avril entrando en el Moulin Rouge (1892, Courtland Gallery, Londres) y En el salón de la calle des Moulins (1894, Museo Toulouse-Lautrec, Albi).
Su afición al alcohol deterioró su salud y desde 1897 padeció manías, depresiones y ataques de parálisis en las piernas y en un costado del cuerpo. Ese año, sufriendo delírium trémens disparó a las paredes de su casa tratando de matar arañas imaginarias.
Todo esto no le impidió seguir pintando hasta que en 1899 fue internado en un sanatorio mental, donde realizó una colección de pinturas sobre el circo.
Abandonó su taller en Montmartre para refugiarse con su madre en el Castillo de Malromé, propiedad de la familia, donde murió, a los treinta y seis años, el 9 de septiembre de 1901.
Puedes leer su biografía completa en este link.
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=toulouse-lautrec-henri-marie-raymond
Los carteles más famosos
de Toulouse-Lautrec
expuestos en el museo.
Conoce más acerca de Albi, «ciudad de arte y de historia» en nuestras crónicas anteriores:
¡Yo estuve ahí!
Enlaces relacionados:
https://www.albi-tourisme.fr/fr
http://www.cite-episcopale-albi.fr/?lang=fr