¡Amo el café!

¡Amo el café ! Ayuda al cerebro mejorando determinadas funciones cognitivas, aumenta  el rendimiento físico y tiene cualidades nutritivas demostradas científicamente.
También Voltaire, Goethe, Balzac y Proust  amaron el café.

En nuestros próximos encuentros les cuento sobre la desenfrenada relación que cada uno de ellos tuvo con una taza de café.


Ilustración de Honoré de Balzac cenando en un bistro del Barrio Latino en París, publicado en
el semanario francés «La Cuisine des Familles». Imagen © Stefano Bianchetti/Corbis 1905

Tan pronto como el café llega a su estómago, sobreviene una conmoción general. Las ideas empiezan a moverse, las sonrisas emergen y el papel se llena. El café es su aliado y escribir deja de ser una lucha.

Honoré de Balzac 

 

 

 

Voltaire alza la mano en una tertulia del Café Procope, París, número 13 de la rue de Fossés-Saint-Germain, actualmente rue de l’Annciene Comédie. Pintura de Henri Gervex, Escena de café (1877), Detroit Institute of Arts.

 

Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.

VOLTAIRE

 

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